¿Qué dice el Salmo 25?
SALMO 25 RV1960
David implora dirección, perdón y protección
Salmo de David.
1 A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.
2 Dios mío, en ti confío;
No sea yo avergonzado,
No se alegren de mí mis enemigos.
3 Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido;
Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.
4 Muéstrame, oh Jehová, tus caminos;
Enséñame tus sendas.
5 Encamíname en tu verdad, y enséñame,
Porque tú eres el Dios de mi salvación;
En ti he esperado todo el día.
6 Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias,
Que son perpetuas.
7 De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes;
Conforme a tu misericordia acuérdate de mí,
Por tu bondad, oh Jehová.
8 Bueno y recto es Jehová;
Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.
9 Encaminará a los humildes por el juicio,
Y enseñará a los mansos su carrera.
10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad,
Para los que guardan su pacto y sus testimonios.
11 Por amor de tu nombre, oh Jehová,
Perdonarás también mi pecado, que es grande.
12 ¿Quién es el hombre que teme a Jehová?
Él le enseñará el camino que ha de escoger.
13 Gozará él de bienestar,
Y su descendencia heredará la tierra.
14 La comunión íntima de Jehová es con los que le temen,
Y a ellos hará conocer su pacto.
15 Mis ojos están siempre hacia Jehová,
Porque él sacará mis pies de la red.
16 Mírame, y ten misericordia de mí,
Porque estoy solo y afligido.
17 Las angustias de mi corazón se han aumentado;
Sácame de mis congojas.
18 Mira mi aflicción y mi trabajo,
Y perdona todos mis pecados.
19 Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado,
Y con odio violento me aborrecen.
20 Guarda mi alma, y líbrame;
No sea yo avergonzado, porque en ti confié.
21 Integridad y rectitud me guarden,
Porque en ti he esperado.
22 Redime, oh Dios, a Israel
De todas sus angustias.
SALMO 25 NVI
Salmo de David.
Álef
1 A ti, Señor, elevo mi alma;
Bet
2 mi Dios, en ti confío;
no permitas que sea yo humillado,
no dejes que mis enemigos se burlen de mí.
Guímel
3 Quien en ti pone su esperanza
jamás será avergonzado;
pero quedarán en vergüenza
los que traicionan sin razón.
Dálet
4 Señor, hazme conocer tus caminos;
y enséñame tus sendas.
He
5 Encamíname en tu verdad.
Vav
Y enséñame,
porque tú eres mi Dios y mi salvación.
¡En ti pongo mi esperanza todo el día!
Zayin
6 Acuérdate, Señor, de tu misericordia y gran amor,
que siempre me has mostrado.
Jet
7 Olvida los pecados y las transgresiones
que cometí en mi juventud.
Acuérdate de mí según tu gran amor,
porque tú, Señor, eres bueno.
Tet
8 Bueno y justo es el Señor;
por eso les muestra a los pecadores el camino.
Yod
9 Él dirige en la justicia a los humildes,
y les enseña su camino.
Caf
10 Todas las sendas del Señor son amor y verdad
para quienes cumplen los mandatos de su pacto.
Lámed
11 Por amor a tu nombre, Señor,
perdona mi gran iniquidad.
Mem
12 ¿Quién es el hombre que teme al Señor?
Será instruido en el mejor de los caminos.
Nun
13 Tendrá una vida próspera
y sus descendientes heredarán la tierra.
Sámej
14 El Señor brinda su amistad a quienes le temen
y les da a conocer su pacto.
Ayin
15 Mis ojos están puestos siempre en el Señor,
pues solo él puede sacarme de la trampa.
Pe
16 Vuelve a mí tu rostro y tenme compasión,
pues me encuentro solo y afligido.
Tsade
17 Crecen las angustias de mi corazón;
líbrame de mis aflicciones.
18 Fíjate en mi aflicción y en mis penurias
y borra todos mis pecados.
Resh
19 ¡Mira cómo se han multiplicado mis enemigos,
y cuán violento es el odio que me tienen!
Shin
20 Protege mi vida, rescátame;
no permitas que sea avergonzado,
porque en ti busco refugio.
Tav
21 Sean mi protección la integridad y la rectitud,
porque en ti he puesto mi esperanza.
22 ¡Libra, oh Dios, a Israel
de todas sus angustias!
SALMO 25 NTV
[a]Salmo de David.
1 Oh Señor, te entrego mi vida.
2 ¡Confío en ti, mi Dios!
No permitas que me avergüencen,
ni dejes que mis enemigos se regodeen en mi derrota.
3 Nadie que confíe en ti será jamás avergonzado,
pero la deshonra les llega a los que tratan de engañar a otros.
4 Muéstrame la senda correcta, oh Señor;
señálame el camino que debo seguir.
5 Guíame con tu verdad y enséñame,
porque tú eres el Dios que me salva.
Todo el día pongo en ti mi esperanza.
6 Recuerda, oh Señor, tu compasión y tu amor inagotable,
que has mostrado desde hace siglos.
7 No te acuerdes de los pecados de rebeldía durante mi juventud.
Acuérdate de mí a la luz de tu amor inagotable,
porque tú eres misericordioso, oh Señor.
8 El Señor es bueno y hace lo correcto;
les muestra el buen camino a los que andan descarriados.
9 Guía a los humildes para que hagan lo correcto;
les enseña su camino.
10 El Señor guía con fidelidad y amor inagotable
a todos los que obedecen su pacto y cumplen sus exigencias.
11 Por el honor de tu nombre, oh Señor,
perdona mis pecados, que son muchos.
12 ¿Quiénes son los que temen al Señor?
Él les mostrará el sendero que deben elegir.
13 Vivirán en prosperidad,
y sus hijos heredarán la tierra.
14 El Señor es amigo de los que le temen;
a ellos les enseña su pacto.
15 Mis ojos están siempre puestos en el Señor,
porque él me rescata de las trampas de mis enemigos.
16 Vuélvete a mí y ten misericordia de mí,
porque estoy solo y profundamente angustiado.
17 Mis problemas van de mal en peor,
¡oh, líbrame de todos ellos!
18 Siente mi dolor, considera mis dificultades
y perdona todos mis pecados.
19 Mira cuántos enemigos tengo,
¡y de qué manera despiadada me odian!
20 ¡Protégeme! ¡Rescata mi vida de sus manos!
No permitas que me avergüencen, pues yo en ti me refugio.
21 Que la integridad y la honestidad me protejan,
porque en ti pongo mi esperanza.
22 Oh Dios, rescata a Israel
de todos sus problemas.
Footnotes
- 25: Este salmo es un poema acróstico hebreo: cada verso comienza con una letra del alfabeto hebreo en forma consecutiva.
SALMO 25 TLA
Ayúdanos y protégenos
SALMO 25 (24)
Himno de David.
1-2 Mi Señor y Dios,
a ti dirijo mis ruegos
porque en ti confío.
No me hagas pasar vergüenza;
no permitas que mis enemigos
se burlen de mí.
3 Tampoco dejes que pasen vergüenza
los que en ti confían;
¡la vergüenza deben pasarla
los que traicionan a otros!
4-5 Dios mío,
enséñame a vivir
como tú siempre has querido.
Tú eres mi Dios y salvador,
y en ti siempre confío.
6-7 Dios mío,
por tu amor y tu bondad
acuérdate de mí.
Recuerda que siempre me has mostrado
tu ternura y gran amor;
pero olvídate de los pecados
que cometí cuando era joven.
8-10 Dios mío, tú eres bueno
y siempre actúas con justicia.
Enseñas a los pecadores
a hacer lo bueno;
enseñas a los humildes
a hacer lo bueno y lo justo.
Con quienes cumplen tu pacto
y obedecen tus mandamientos
tú siempre actúas
con amor y fidelidad.
11 Dios mío,
es muy grande mi maldad;
pero por todo lo que tú eres,
te ruego que me perdones.
12 A los que te honran,
tú les muestras cómo deben vivir.
13 Mientras vivan, les irá bien,
y sus hijos heredarán la tierra.
14 Tú, mi Dios, te haces amigo
de aquellos que te honran,
y les das a conocer tu pacto.
15 Siempre dirijo a ti mis ojos,
pues sólo tú puedes librarme
de todo peligro.
16 Mírame, y tenme compasión,
pues estoy solo y afligido.
17 Más y más mi corazón
se va llenando de angustia;
¡quítame la tristeza!
18 Toma en cuenta que me encuentro
afligido y con problemas;
¡perdona todos mis pecados!
19 ¡Mira cuántos enemigos tengo!
¡Mira su odio tan violento contra mí!
20 ¡Líbrame de ellos!
¡No me hagas pasar vergüenza!
¡No dejes que me maten,
porque en ti busco refugio!
21 En ti he puesto mi confianza.
Mi honradez y mi inocencia
me harán salir victorioso.
22 ¡Salva a tu pueblo, Dios mío;
mira la angustia de Israel!
Explicación del Salmo 25
El Salmo 25 es un salmo de súplica y confianza en Dios, escrito por David. En este salmo, David eleva su alma a Dios, buscando guía, perdón y protección. A lo largo del salmo, David expresa su profunda dependencia de la misericordia y la fidelidad de Dios, mientras confiesa sus pecados y pide que Dios lo instruya en el camino correcto. Es un salmo que muestra la vulnerabilidad humana frente a la santidad de Dios y la necesidad constante de su gracia y dirección.
Información sobre el Salmo 25
El Salmo 25 es un poema acróstico, donde cada versículo comienza con una letra sucesiva del alfabeto hebreo, lo que subraya su estructura meditativa y didáctica. El salmo se enfoca en la búsqueda de dirección divina, el arrepentimiento, y la confianza en la bondad y justicia de Dios. David pide a Dios que no lo avergüence, que le enseñe sus caminos y que lo libre de sus enemigos. También hay un fuerte énfasis en el perdón de los pecados, mostrando la profunda conciencia de David de su propia imperfección y la necesidad de la misericordia de Dios.
Contexto Histórico
El contexto histórico específico del Salmo 25 no está claramente definido, pero se cree que fue escrito durante un tiempo de dificultad personal para David, posiblemente durante sus conflictos con enemigos externos o internos. El salmo refleja el corazón de un líder que, a pesar de su poder y posición, reconoce su dependencia total de Dios. David, en medio de sus luchas, clama a Dios por dirección y perdón, sabiendo que solo a través de la intervención divina puede encontrar paz y seguridad.
Estilo Literario
El Salmo 25 es un salmo acróstico, que sigue el orden del alfabeto hebreo. Este estilo literario le da una estructura ordenada y reflexiva, lo que lo hace útil para la meditación y la enseñanza. El lenguaje es personal e íntimo, con un tono de súplica y humildad. David utiliza imágenes como caminos, senderos, y la dirección de Dios para expresar su deseo de seguir la voluntad divina. La repetición de temas como la misericordia, la enseñanza, y el perdón refuerza el mensaje central de dependencia en la gracia de Dios.
Relevancia Teológica
Teológicamente, el Salmo 25 destaca la misericordia, la guía, y la fidelidad de Dios. Este salmo nos enseña que, aunque somos pecadores, podemos acercarnos a Dios con confianza, sabiendo que Él es compasivo y perdonador. También subraya la importancia de buscar la dirección divina en nuestras vidas, reconociendo que solo Dios puede guiarnos por el camino correcto. En la tradición cristiana, el salmo se ve como una expresión de la necesidad de la gracia de Dios, que se encuentra plenamente en Cristo, quien nos perdona y nos guía en toda verdad.
Quién lo escribió
El Salmo 25 fue escrito por David, el segundo rey de Israel y autor de muchos salmos. David es conocido por su corazón conforme al corazón de Dios, y este salmo refleja su profunda relación con el Señor. A lo largo de su vida, David enfrentó muchas pruebas y conflictos, y en medio de estas dificultades, siempre buscó refugio y dirección en Dios. Este salmo es un testimonio de su dependencia de la gracia y misericordia de Dios, y de su deseo de vivir de acuerdo con la voluntad divina.
Aplicación del Salmo 25
El Salmo 25 es aplicable en situaciones donde necesitamos la guía y el perdón de Dios. Nos enseña a elevar nuestra alma a Dios en oración, confiando en que Él nos mostrará el camino correcto. En momentos de confusión o pecado, este salmo nos recuerda que podemos acudir a Dios en busca de misericordia y dirección. También nos anima a tener paciencia y esperar en el Señor, sabiendo que su fidelidad es grande y que Él nunca abandonará a los que confían en Él.
Enseñanzas principales del Salmo 25
Dependencia en Dios: El salmo subraya la importancia de confiar plenamente en Dios para la guía y la protección.
Arrepentimiento y Perdón: David reconoce su pecado y pide el perdón de Dios, mostrando la necesidad de arrepentimiento en la vida del creyente.
Guía Divina: La oración de David por dirección nos enseña a buscar siempre la voluntad de Dios en nuestras decisiones y caminos.
Misericordia y Fidelidad de Dios: El salmo destaca la compasión de Dios y su disposición a guiar y perdonar a los que se acercan a Él con humildad.
Paciencia en la Espera: David expresa su disposición a esperar en el Señor, enseñándonos la importancia de confiar en el tiempo y los planes de Dios.
En resumen, el Salmo 25 es una oración de humildad, confianza, y arrepentimiento, que nos enseña a depender completamente de la misericordia y la dirección de Dios en cada aspecto de nuestras vidas.